Nocturne de
Gibraltar
Autor: Gennaro Serio
Editorial: Éditions L’orma, 2024
Esta
no va a ser una reseña al uso, lo advierto desde este momento. Al menos no será
el tipo de reseña que quien escribe suele realizar. Aquí voy a hablar de un
libro que no está en idioma español. Y eso ya no es normal, al menos para mí.
El libro que pretendo reseñar aquí está escrito en francés y, además, su idioma
original es el italiano. Por tanto, voy a hablar de un libro leído en francés y
escrito originalmente en italiano. Si alguien —ya desde este instante— quiere
desistir de seguir leyendo esta reseña, lo entenderé. Hasta pronto. Ciao!, ¡Au
revoir!
Para
aquellos que se han quedado, diré que esta reseña no va a ser muy ortodoxa pues
además pienso hablar de una novela propia. Sí, han leído bien, hablaré de una
novela mía, que he escrito yo, que escribí con estas manos que escriben estos
avisos necios. Voy a hablar de la novela del señor Serio y de mi novela (luego
diré su título) porque en ambas hay coincidencias curiosas. No, no hablo de
plagios, ni de inspiraciones comunes, ni siquiera hablo de coincidencias
espirituales o demoníacas. Nada de eso. Hablo de coincidencias casuales. Ahora
verán.
La
novela del señor Serio trata de un crimen. Eso es, de un asesinato. Esto, dirán
ustedes, no es nada original. Pues no, nada original. ¡Cuántas novelas tratan
de un crimen! Bien, pero no se apuren, lo original es quién es el
asesino. No el asesinado, ni el método del criminal, ni siquiera de la
investigación. No, lo original es que el asesino —ya lo digo— es el escritor
Enrique Vila-Matas. Sí, Vila-Matas mata en esta novela. Vila-Matas mata,
simplemente. Esto no es un…, ¿cómo dicen?, espóiler. Más bien es un gancho, un
anzuelo. Lo dice la contraportada de la edición francesa que he leído. «En
Barcelona, un joven periodista entrevista al escritor Enrique Vila-Matas. Pero
todo se tuerce; el periodista es encontrado muerto y Vila-Matas se ha
volatilizado». Si eso lo dice la contraportada del libro, yo puedo decirlo en
esta anómala reseña.
Bien,
ya tenemos el caso. Entonces ¿se trata de una novela negra? ¿es una novela de
crimen? ¿es esta del señor Serio, un giallo, como dicen los italianos?
Sí, puede ser todo eso. Pero es mucho más. Si les digo la verdad, mi interés en
leer esta novela la sugirió el hecho definitivo de que apareciera el señor
Vila-Matas en ella. Confieso ser un admirador de Vila-Matas, un lector impenitente
de todo lo que ha escrito. Considero a Vila-Matas uno de los más relevantes
escritores europeos de las últimas décadas. Eso es. Por ahí me vino la
curiosidad de leer la novela del señor Serio al que, hasta el momento, no
conocía.
Pero
¿eso es todo? ¿La novela es recomendable porque sale en ella Vila-Matas y mata
a alguien? No. Confieso que el libro me ha gustado por más razones. ¿Habría
leído la novela de Serio si no saliera Vila-Matas en ella y el asesino fuera
—por ejemplo— Paulo Coehlo? Definitivamente no, no la habría prestado atención,
en absoluto. Pero el caso es que sale el autor catalán y eso me interesó. Ya
está explicado. Y ahora añadiré que la novela de Serio es buena, está bien
construida y los personajes dan mucho juego.
La
novela es una construcción de carga metaliteraria, un juego de citas,
referencias a múltiples escritores. Aparecen Maigret, Carvahlo, el Padre Brown,
Ingravallo, Sherlock Holmes. Sí, todos son
detectives, todos investigadores ficticios. Y es que al asesino Vila-Matas,
desaparecido de la escena del crimen —el Hotel Rodoreda de Barcelona—, le
persigue un joven detective sin nombre, enemigo declarado de la literatura, al
que ayuda su hermana Soledad, experta en medicina legal y, esta sí, lectora sofisticada
y con papel decisivo en la resolución del caso. El detective sigue la pista del
huido Vila-Matas por territorios míticos de la literatura mundial hasta
terminar … No, no seguiré desvelando el misterio.
Pero,
vaya, me doy cuenta de que el espacio establecido para esta reseña se acaba y
no he hablado de mi novela como prometí al inicio. ¿Por qué este empeño mío en
hablar de mi propia novela? ¡Una desfachatez!, dirán los unos. ¡Impropio de un
crítico literario!, gritarán los otros. Bien. Aclaro que no soy crítico
literario. Ni literario ni de nada que se pueda criticar. Soy un aficionado
lector que escribe sobre libros ajenos. Y, sí, también escribo, así, sin más. Se
me termina el espacio de esta reseña del libro del señor Serio y no he hablado
de mi novela.
¿Qué
conexión existe entre la novela Nocturne de Gibraltar y mi propia
novela? ¿El título? No. ¿El caso? Tampoco. ¿El estilo? Ni por esas. Entonces,
¿qué diablos, dirán ustedes, pinta una promoción de novela propia en la reseña
de un libro ajeno? Lo sé, es una anomalía. Pero como no soy más que un
aficionado puedo permitirme ciertos requiebros al dogma.
Mi
novela trata de la desaparición de lo literario. Hay cuatro personajes que se
hacen pasar por escritores muertos, Macedonio Fernández, Chesterton, Alfred
Jarry y Gombrowicz. Estos montan una conspiración para destruir la literatura.
Un detective joven, inexperto y bastante alejado de la buena literatura (¿les
suena?) investiga la conspiración y, en el tráfago de pesquisas descubre a dos
escritores que tienen el acuerdo de escribir a dos manos. Uno pone la aventura,
otro pone las citas, las conexiones literarias, la metaliteratura. Estos dos
escritores son un trasunto de los hermanos Schneider, personajes de Esta
bruma insensata, novela de Enrique Vila-Matas. Fuchs, uno de los escritores
falsarios, viaja a San Gallen para visitar el sanatorio donde estuvo ingresado
Robert Walser y resulta que su guía es el bibliotecario Schwarz, autor del
cuento que da origen a la estrafalaria conspiración de los autores muertos. No
sé si me he explicado, pero es que se me acaba la hoja. En mi novela no sale
Vila-Matas, pero casi, su espíritu anda por ella.
Lean
la novela del señor Serio. Léanla ya, en francés o italiano, o esperen a su
edición española, que seguro alguien está realizando. Lean esta novela y lean
mi novela. En ambas se juega con lo literario. Salen escritores y lectores
locos y conspiradores. En ambas el detective sufre una mutación muy literaria,
ya verán. En la mía salen dos escritores que son, juntos, una especie de
Vila-Matas compuesto y bifronte. Es decir, como es el verdadero Vila-Matas,
autor complejo y simple a la vez, autor enemigo de lo legible y de lo
repetitivo, escritor generativo de nuevas literaturas, como un tapiz que…, ya
saben.
Nocturne de Gibraltar es muy entretenida novela,
inteligente, enrevesada, lúdica. Y en ella Vila-Matas mata. En la mía el
escritor mitad Vila-Matas también mata, pero…
Ah,
sí, mi novela se llama La paradoja del detective. Por si les da por
buscarla. Adiós.
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