Infinidad de
revoluciones ligeras
A propósito
del artículo dedicado por Diderot a la palabra encyclopédie, nos
advierte Hans Blumenberg de la tarea plástica de la lengua y niega que ésta
posea la capacidad creadora. La lengua —añade el filósofo alemán— se adapta a
las exigencias de la descripción «siguiendo la realidad con la paulatina
transformación de sus medios». Citando a Diderot, Blumenberg alude a une
infinité de revolutions légères que acaban cambiando la lengua.
Estas
fluctuaciones —dice el autor— recuerdan las «variantes subliminales que, para
Leibniz, deforman las repeticiones de la historia». Diderot hace hincapié en
los elementos involuntarios, esporádicos, no centrales ni revestidos de una
forma acabada a la hora de comprender el lenguaje de un escritor. Se trataría,
sobre todo, y aquí coindicen ambos autores, de prestar atención a las mots
échappés par hasard en un texto, a sus luces, su exactitud y su indecisión.
En todo autor,
viene a concluir Blumenberg, existe una grieta entre propósito y horizonte y,
en ese rastreo minucioso, el crítico o el lector deben encontrar las huellas de
aquellas revoluciones ligeras.
El análisis de
Blumenberg parece conectar con un breve texto de Walter Benjamin titulado
Secreto signo incluido en el libro Discursos interrumpidos. En ese texto
de apenas diez líneas, Benjamin se refiere a las «desviaciones insignificantes»
que hacen avanzar el conocimiento. El autor de El libro de los pasajes
cita una frase de Schuler en la que éste utiliza la metáfora de los dibujos en
los tapices para comprender que lo decisivo en el conocimiento son esos
pequeños contrasentidos, las desviaciones insignificantes y los saltos
imperceptibles que dan rango de autenticidad a toda obra frente a las
mercancías elaboradas en serie.
Me parece ver
cierta conexión entre esas «infinitas revoluciones ligeras» de Diderot y las
«desviaciones insignificantes» benjaminianas (o schulerianas).
Aplicados tales conceptos a la obra de un autor —o mejor, a su estilo—
vendríamos a concluir que lo relevante son esos saltos o elementos
involuntarios y esporádicos (imperceptibles, dice Benjamin) que revelan la
autenticidad de ese autor y muestran su desviación del canon mercantil de
manufactura seriada.
La lectura en
paralelo —accidental en mi caso— de ambos textos me avisa de cierta correspondencia
con propiedades de la ciencia física. Volumen y movimiento se hacen cargo de
los conceptos: Lo mínimo, lo insignificante, lo imperceptible vendrían a ser
metáfora del ser y de lo real; contrasentido, desviación y salto parecen
postular un vector espaciotemporal de leve movimiento histórico.
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