Canon
de cámara oscura
Enrique Vila-Matas
Seix Barral, 2025
218 páginas
Canon & Co. y otros elementos
Dado que antes
de terminar este artículo ha sucedido un gran apagón en todo el país, me
pregunto si habrá proliferación de Denver-7 en todas las ciudades y si estos se
dedicarán cada uno a crear su canon desplazado y muy personal. Vila-Matas,
entonces, tendrá gran trabajo si decide hacer un inventario —como ya hizo con
los bartlebys— de androides nuevos o estos se integran en una comunidad
shandy que se mueva en los intersticios de lo literario.
Pero volvamos
a lo que nos interesa, es decir, hablar de la novela.
Lo sabemos, la
escritura de Vila-Matas siempre sugiere, es generativa. Densidad y ligereza, es
su paradójica condición. Sus obras engendran, son muníficas, se expanden,
alimentan la creatividad, «tapiz que se dispara en múltiples direcciones». Para
empezar, el nombre del protagonista y narrador Vidal Escabia conecta con el
Vidal Escabia de su juvenil novela La asesina ilustrada.
Canon de
cámara oscura no es otra cosa: ligereza y densidad. Pues aquí la trama es
ligera, apenas función ancilar. La tensa la imprevista —sin antecedente—
condición androide del narrador. Es parca también la trama en su tiempo de
acción: apenas dos días. ¡Para qué más! —habrá decidido el autor—, si el núcleo
es una cámara oscura, cuna de libros y de una hija cuya llegada, “brusco
eclipse” desahucia de ejemplares la habitación.
La condición
androide del narrador no debe sorprender al lector que ya ha conocido a los excéntricos
narradores de novelas anteriores. Un enfermo de literatura en El mal de
Montano, un Doctor Pasavento que se convierte en doctor Ingravallo y en
Pynchon, el narrador de Paris no se acaba nunca que se cree el doble de
Hemingway, el bloqueado escritor de Montevideo obsesionado con una «puerta
condenada».
Así pues, la
índole generativa de la escritura vilamatiana permite al lector indagar
su interpretación. Tanto que este lector administra las conexiones del nuevo
libro con la poética narrativa del autor. Y, claro, ve uno que en Canon …
se manifiestan los «cinco rasgos esenciales, irrenunciables» de toda futura
novela que Vila-Matas desenredó en aquel mínimo, pero superior libro que es Perder
teorías.
Intertextualidad,
las conexiones con la alta poesía, la escritura vista como un reloj que avanza,
la victoria del estilo sobre la trama y la conciencia de un paisaje moral
ruinoso. Todo esto y más lo encuentra el lector en Canon de cámara oscura.
Y al lector de la nueva novela le corresponde averiguar esas conexiones con los
rasgos de aquella «teoría (no) perdida».
Me quedo, por
el momento, con dos. El estilo, que se come todo, se impone sobre la trama,
sobre acción y anécdota. Lo dijo Proust, que de esto sabía un poco: «La palabra
humana está relacionada con el alma, pero sin expresarla como sí hace el estilo.»
La trama de Canon…, mínima, reducida como un elixir mágico, ese método
de biblioteca, ventana y gabinete, ese escribir el presente, la selección de
fragmentos, todo esto, sí, la trama nos alegra el día, pero el estilo, esa voz
irónica, desinhibida, lateral, ese estilo nos alegra el alma. Es decir, Canon…
es una fiesta.
Y de la conciencia
de un paisaje moral ruinoso el autor percibe una visión del futuro. ¿No es
acaso el androide Escabia la contraparte, la cara opuesta al hombre actual, tan
maquinizado, tan absorto en el consumismo, atrapado en la pérdida de sus
capacidades? Escabia, un androide fabricado, se ha humanizado al recibir el
legado de Altobelli, su biblioteca. «Había aprendido a leer y, a través de los
libros, había ido entrando en contacto con otras conciencias», reconoce Vidal.
¿Es la parte Denver de Vidal la parte literaturizada que puede devolver al ser
humano sus atributos? Sí, a Alonso Quijano dicen que le volvieron loco los
libros, pero también le volvieron más humano.
Que vivimos ya
en la fantasía, Vila-Matas lo ha percibido al poner en circulación a su
humanizado androide que, tras el nuevo apagón, dará nuevas generaciones.
Si existe un
autor que ha sabido conectar y reutilizar los materiales propios (novelas,
artículos, cuentos y ensayos) para ir creando sus nuevas obras, ese es
Vila-Matas. ¿No hablaba ya de una biblioteca de cuarto oscuro en Los escritos
shandys del libro Desde la ciudad nerviosa (2000)? ¿No es una imagen
especular el padre sin padres Vidal Escabia de aquellos personajes del libro Hijos
sin hijos? ¿acaso el suicidio de su mujer Aiko no podría incorporarse a uno
de aquellos Suicidios ejemplares de 1991?
Y ya sabemos
que lo que cuenta Vila-Matas en sus libros es lo que «en realidad» le pasa en
su vida. El canon que realiza el androide Escabia, lo ha ido realizando el
propio autor en su Café Perec, columna donde varios de esos libros han ido
apareciendo en el último año.
Y bien. ¿Qué
más hay en Canon de cámara oscura? Sí, los elementos. Temas, citas,
diálogos, lugares, fragmentos, conexiones, el canon y la oscuridad. La
oscuridad que es el lugar de donde sale la escritura. La cuna: «secretissima
camera de lo cuore». Acaso una oscuridad luminosa.
Así pues, los
elementos de esta novela son los elementos propios de Vila-Matas. Y esos
elementos, al lector, le cambian la vida. «Me sirve el Canon para vivir mejor
—dice Escabia—, tal vez para vivir con mayor pasión la lectura, metido a fondo
en la construcción de algo.»
Canon de
cámara oscura reafirma, como todas las novelas de Vila-Matas, que la
literatura es la mejor y más feliz ocupación que tienen los seres humanos. Y algunos
androides.
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